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Los cuadros colgados en la sala de exposiciones de la USAL se destacan por la fuerte presencia del color.  Agrada permanecer ante ellos. No importa que  aún no nos hayamos preguntado por su significado. Gustan: algo intenso  proviene de ellos. Quizás, esto es lo que permanece en las grandes obras de arte;  trasmiten  a lo largo del tiempo emoción.


En los cuadros predominan los azules; los hay entre ellos con toques verdes, ocres y rojos. No es el azul de Fra. Angélico, que en el Quattrocento italiano provenía de una  piedra semipreciosa llamada lapislázuli; tampoco es el azul ultramar creado por  Ives Klein, derivado de las tintas industriales en la década del sesenta del siglo pasado. El azul de Carla Ghiglione nace del fragor  de su tiempo contemporáneo, de la impronta espontanea  de enfrentar la tela, de apartarse del horizonte de atrás y adentrase  como artista en el espacio que tiene por delante.


Carla trabaja con una imagen personal que no proviene del mundo de los sueños, tampoco del proceso mental que busca alcanzar  una idea. Por el contrario, ella elige  trabajar  motivada por la aventura que provoca la acción de pintar. Se trata de una decisión íntima, que tiene como acontecimiento extraordinario vivir al filo de la pintura;  despierta y atenta a lo que la evolución del trabajo  le exige. 

 

"Yo vinculo la pintura a la emoción, a los sentimientos  Cuando murió mi maestro Febo Martí, no pude pintar por dos años y medio. Esa pérdida me provocó  un profundo  dolor que me paralizó y   llevo a pensar: …como yo estoy pintando y él ya no puede! Yo podía seguir haciendo aquello que él amaba tanto,  y él ya no. No pude  seguir pintando por mucho tiempo, hasta que  retomé  el camino de los sueños, que en definitiva es tan  ingobernable como inclinarse para el lado de la sed."


Carla tuvo con su maestro una relación intensa, fueron más de veinte años a su lado, investigando y realizando obras con distintas técnicas: óleo, acrílico, pastel, carbonilla, etc. Esa formación abarcó también viajes culturales realizados a diferentes ciudades europeas. Febo Martí fue un  gran pintor sensible, que a lo largo de sus múltiples exposiciones fue referenciado por los principales críticos de arte de su tiempo: Manuel Mujica Láinez, Aldo Pellegrini, Romualdo Brughetti, Vicente P. Caride, Albino Diéguez Videla, Cayetano Córdova Iturburu, entre otros. El Maestro falleció el 24 de septiembre de 2008 y  la ciudad de Buenos Aires lo homenajeó con una importante  retrospectiva: "Febo Martí (1919-2008)”, en el Museo Histórico de Buenos Aires Cornelio de Saavedra.


Carla aprendió a pintar sin partir de una idea concreta, sino  trabajando el cuadro desde adentro. En aquellos primeros momentos realizaba un boceto, buscando armar una estructura  preparada para recibir el nacimiento de la obra. Así creaba direcciones, encuentros  de tensión, núcleos de fuerza,  hasta que en determinado momento, desde el fragor de lo hecho, aceptaba lo que iba surgiendo. El cuadro progresaba y su perfección, se realzaba visualmente al aplicar la materia delicadamente capa sobre capa, permitiendo operar su transparencia.


En aquel  momento Carla partía de una mirada rápida sobre la naturaleza: “observaba  piedras, minerales, vegetales,…después conseguí soltarme, buscaba  el dialogo entre el cuadro y yo. No pensar, sentir. Eso  lo aprendí de mi maestro. Él me decía: busca     la vibración exquisita, no apta para ojos dormidos.


Hoy, desde una nueva imagen Carla Ghiglione propone una obra que requiere  contemplación, descubrirla con ideas, permaneciendo  y dialogando a partir de su  estructura y color. La nueva pintura muestra su vocación verdadera, destacando una cualidad plástica que la personaliza. Podrá de aquí en más hacer  exposiciones, o aumentar su participación  en concursos, pero lo más importante ya lo consiguió: haber alcanzado una imagen que la represente.


En la obra nueva tiene mucho más para decir, creció, alcanzó una expresión madura dentro de la libertad de lenguaje que propone la pintura contemporánea. Antes, estructuraba la composición a partir de diferentes planos y  ubicaba entre ellos un silencio. Ahora la totalidad de la superficie  destaca su unidad,  obliga al ojo a permanecer.


Esto que ocurrió en la obra ocurrió en su vida. Carla tiene  ahora una actitud más expresiva. “antes vivía más contenida, permanecía concentrada. Prefería escuchar,  comprender, hoy me siento más libre, el color y el sentimiento van enlazados y tienden a expandirse de manera inexorable…
Ahora su pintura es un grito que se expande por el cuadro. Así logra una vibración plástica sobre la superficie que es exclamación. Ahora no hay vacío, llena.


Hoy  mi técnica es distinta. Abordo el cuadro sin ninguna estructura y trato de resaltar el color, armonizándolo. El color es el trasmisor de mi sentimiento. Por eso no puedo pintar un mundo que  lleve la idea de  encierro. Yo necesito  expandirme. Mis cuadros representan espacios abiertos. Ellos no asfixian, invitan a respirar.


Como  artista Carla Ghiglione vive en estado de curiosidad permanente. Una actitud valiente que la anima  a meterse en zonas desconocidas de su personalidad. Investiga, indaga,  deja de lado  la comodidad de hacer siempre lo mismo y como artista busca  alimento cada día para crear una nueva obra.

 

Julio Sapollnik

Lic. en Historia de las Artes, Master en Cultura Argentina.
Becado por Fulbright Comission y por International Council of The Museum of Modern Art, New York.
Fue crítico de arte en el diario Clarín y Página 12. Colabora con la revista “Arte al Límite” de Chile.
Fue Director del Palais de Glace y Curador de Exposiciones Especiales en la Biblioteca Nacional.
Conduce el programa “Cultura al Día” en Metro, canal 3 de Cablevisión.
Jurado en importantes premios.

 

Carla Ghiglione. Artista Plástica. Pintura. Expresionismo Abstracto © Todos los derechos reservados | c_ghi@hotmail.com / carla.ghi1@gmail.com